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"El país ha producido una ciudadanía que convierte las calles en bares y sólo parece motivarse por la parranda, el fiesteo constante, y la búsqueda del dinero fácil...por eso la gran población, (incluidos los silenciosos agricultores), no ha compartido el drama del señor Brito...y tampoco ha compartido su valentía......" (José Pulido)
La muerte de Franklin Brito debe obligarnos a reflexionar desde lo más profundo de la conciencia y solidaridad ciudadana. Brito es, sin dudas, una referencia que nacional e internacionalmente señalará por y para siempre. Una voluntad férrea, más allá de cualquier error, puesta al servicio de su propia creencia. Independientemente de las motivaciones políticas que pretendan usar su valiente gesto de protesta con funesto desenlace, para culpar o desentenderse, la muerte de Brito no es si no consecuencia de esa ciudadanía que ha venido perdiendo el propio respeto, la necesaria solidaridad, la obligada autoestima, y en vez de luchar por lo que cree, comienza a resignarse a ir recorriendo el camino que siente le escogieron sin su consentimiento. Nos hemos venido convirtiendo en una sociedad, donde la violencia cotidiana ha logrado permear la sensibilidad por el otro, esa preocupación humana por lo ajeno. En ese sálvese quien y cómo pueda, hemos dejado en el camino algunas víctimas de la indolencia, donde Franklin Brito pareciera ser el mejor y más reciente testimonio. Muchos dirigentes venezolanos, que seguramente hoy lamentan lo sucedido y con múltiples razones se lo enrostran en la cara al adversario oficial, deberán preguntarse si hicieron todo lo posible porque Brito no muriera en la soledad de su protesta. Porque no solo debe erizar la piel, revolver el estómago, la desafortunada afirmación de algún funcionarete despachando el hecho como la consecuencia de un “ayuno voluntario”, después que todos conocimos las “arenas que trajeron estos lodos”, producto de ese manejo mezquino, errado, de a quien más importó la lesión que podía producirles su protesta, que el bienestar y la vida de un hombre; si no que también esa orfandad en que murió, por la “ausencia militante” de quienes hoy –desde el otro lado- pretenden ignorar su cuota de responsabilidad por omisión en ese sacrificio. Lo más grave, que en parte de los señalamientos que cada bando le hace al otro, hay algo de razón…lo que nos grafica vergonzantemente en qué nos hemos ido transformando. Brito es una víctima del país en que no hemos convertido, o si alguien quiere excusas para atenuar su cuota de responsabilidad, “en el que nos han convertido”. En ese trajinar del país que no se detiene en el respeto ajeno, con tal de conseguir –a troche y moche- el proyecto propio. Que no da tregua al planteamiento disidente –de lado y lado- y que ha perdido la capacidad de sorprenderse. No hubo un movimiento contundente “frente al abuso”…por quienes hoy aspiran a convertirlo en bandera. Y los funcionarios que hoy tratan de justificar, de emular a Pilatos, de desentenderse de ese pastel donde hay bastante aporte para su confección, mejor harían buscando espacios para el respetuoso silencio. Franklin Brito, más allá de lo justificable de su gesto, de lo conveniente de su decisión, de lo acertado de su conducta, de lo atinado en la interpretación de sus derechos, nos devuelve de la manera más trágica la posibilidad de una reflexión sobre lo que hoy somos como país y como ciudadanos, sobre ese mundo de miserias en que muchos conciben el accionar social, y sobre ese hecho común que comienza a ser para todos la muerte…a tal punto que no nos sorprende, o la usamos como instrumento vergonzante de nuestras más lamentables emociones. Aunque en este torneo de irresponsabilidades, en este templete de indiferencias, en este teatro donde el surrealismo norma el guión, lo más repudiable ha sido esa cínica, cruel, inhumana, inexplicable, miserable “idea”, de buscar cómo imputar a quienes desde el vínculo más hermoso de la consanguinidad le acompañaron solidariamente siempre y hoy resguardan con luto su memoria, dizque “por inducción al suicidio”…definitivamente, al circo le crecieron los enanos.
PATIBULARIO
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• Algunas semanas atrás: “tengo una encuesta que nos da 84,5%” “tenemos asegurados 8 de 9 diputados”...El miércoles pasado: “una encuesta que tengo en mis manos nos da el 44%”.... un pasito para atrás, por favor!
• Maza Zabala: la “cédula del buen vivir", “del consumo necesario” se convertirá en una especie de fórmula de racionamiento
• Pregunto…¿con qué cara los funcionarios de Uribana, las autoridades nacionales y regionales, podrán explicar el que ese circo de sangre y muerte que se llama El Coliseo, siga sucediéndose bajo sus narices impunemente? ¿cómo justificar el hacer bien sus tareas si Uribana se ha convertido en un garito de apuestas bajo sus narices, donde no solo la vida está en juego, si no que la seguridad y libertad de muchos desde el actuar de sus internos? ¿quién o quiénes participan del macabro y productivo negocio desde la complicidad criminal de su autoridad y desde el beneficio cruel de sus apuestas?
• Uzcátegui…. ¿autocensura, o veto endógeno?
• Pregunto… ¿alcabalas móviles o peajes bochornosos?
• Los servicios de agua y aseo… morochos del desastre. Mientras peor lo hacen, más cobran!.
• Para quienes me han solicitado detalles sobre un tips de la columna la semana pasada, en relación a los un mil doscientos millones de BsF que supuestamente se habrían auto otorgado “irregularmente” accionistas de Banorte, entre los que se encontrarían empresas automotrices barquisimetanas, concreto algunas informaciones de la investigación: “DCT trabajador de una empresa automotriz barquisimetana habría recibido un crédito el 25 de noviembre de 2008, por BsF 5 millones, de conforme al expediente de un tribunal de Barquisimeto. Otro caso que destaca es el de JWGR que, de acuerdo con el Seguro Social, labora en otra empresa automotriz larense. Él habría obtenido un préstamo de BsF 5 millones el 1° de diciembre de 2008, y la empresa en la cual trabaja BsF 6 millones el 19 de noviembre del mismo año”….
Diario El Informador 05.09.10
Controversia
Lic. Víctor M. Barranco C.
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